sábado, 22 de septiembre de 2007

Grace Koshu 2006


Hace unos días estuvieron unos amigos de viaje por Japón y nos trajeron una botella de vino del imperio del sol naciente -yo pensé que sólo hacían sake-, y me puse a investigar el tema de la viticultura en el citado país.
En Japón las primeras viñas fueron introducidas en el año 718 por los monjes budistas y plantadas en Katsunuma debido a los valores medicinales de las uva.
La primera indicación sobre el vino tinto se produce en el s. XVI con la llegada de los misioneros portugueses, si bien con el cambio de poder producido por esas tierras en el s. XVII se produce la expulsión de los misioneros y la prohibición del consumo del vino.
Hasta 1875 no se produce otro intento para el cultivo de vides con fines comericales a partir de uva autóctona en la zona de Yamanashi, al E de Tokio -zona sombreada del mapa-.
Aunque este intento no tuvo éxito las autoridades japonesas permitieron la importación de cepas viníferas europeas y americanas, como la muscat de Alejandría y la híbrida delaware.
Hoy en día Yamanashi, junto con Yamagata y Nagano elaboran el 40% de la producción vinícola del país. Kofu, en las colinas de Yamanashi, es la región más conocida, existiendo en Japón más de 30.000 ha. dedicadas a la explotación vinícola.

CULTIVO:
Debido al clima y coon el fin de mantener dentro de unos límites los efectos de las abundantes lluvias y la alta humedad, las viñas se cultivan emparradas en alambradas a la altura de una persona con el fin de que los racimos cuelguen por debajo del ramaje y reciban la máxima aireación que evite la putrefacción. A esta técnica se le llama Tanazukuri -ver fotos-



VARIEDADES:
La variedad más conocida es la koshu, de tono rosado para elaborar vinos blancos.
Otra variedad autóctona es la yamabudo que cruzada con la híbrida seibel se obtiene la kiyomi para la elaboración de tintos del estilo al spätburgunder.


kosu -derecha-

yamabudo -izquierda-


También se han plantado variedades europeas como la cabernet sauvignon, la cabernet franc, chardonnay, merlot, müller-thurgau y la zweigelt.











PRODUCTORES
:
Dominado por los grandes grupos industriales como Suntory o Sanraku, aparecen también pequeñas bodegas famieliares como Marufuji, Sharayuri o Toshihiko Tsukamoto Château Lumiêre.



ETIQUETADO:
Actualmente el vino que se elabora en Japón tiene dos denominaciones: Kokanai San (vino nacional) o Yunyu San (vino a granel importado).
En la región de Katsunuma existe un sello con certificado de origen para los mejores vinos de la región.

CATA:

El vino catado, Grace Wine, 2006 y con 12% de vol. está elaborado con uva koshu por la Grace Winery Co. Ltd
Presenta un color amarillo pajizo con un brillo metálico grisáceo. Limpio y brillante.
En nariz predominio de notas cítricas, fruta tropical madura y ligeros minerales.
En boca destaca su acidez y frescura, con un retrogusto marcado por las notas frutales.

5 comentarios:

Carlos Rodriguez dijo...

Que sorpresa de articulo, con mi afición a Japón y su cultura desde mis tiempos de práctica de Karate, y con la biblioteca de libros japoneses que tengo no sabía nada del vino de Japón, yo como tú pensando sólo en Sake, muy interesante los apuntes que das sobre el tema.
Saludos
Carlos

Gabriel Haro dijo...

Mario, ahora si que te has ido del todo, al otro lado de la fuerza, totalmente al lado oscuo. Muy interesante este articulo, ver la enologia desde otro punto de vista. Por cierto decirle a Carlos, que tengo un disco de S. Micus, musica de las piedras, que tocaban los monjes muy interesante y curioso.

Blog De Vinis dijo...

Vaya si es cierto que no te acostarás sin conocer algo nuevo: tu entrada sobre los vinos japoneses, de los que desconocia todo, me parece fantástica.
Y esos nombres, ¿qué relación tendrán, si tienen alguna, con las variedades que conocemos?
Esta yamabudo que sale en el dibujo, se parece al grano de la gamay, pero vete tú a saber.
¿Con qué compararías tú lo que has probado?
Saludos cordiales,
Joan

elbaranda dijo...

Joan,
pues la verdad es que no sé con qué comparar el vino japonés con lo conocido.
Tal vez tomaría algunas notas del albariño, pero sin tanto aroma ni estructura o algo del riesling por sus nota metálicas en vista, pero no a un vino o uva en concreto.
Lo cierto es que me agradó por lo bien hecho que está. Obviamente no es un top, pero es agradable de beber y aún más sorprendente cuándo se sabe el origen.
Un saludo,
Mario.

Blog De Vinis dijo...

Me encantaría poder probarlo, la verdad. A ver si estoy al quite y veo alguna botella en Barcelona.
Saludos,
Joan