miércoles, 29 de agosto de 2007

De lectura calmada y vinos que acompañaron


Estando de vacaciones siempre aprovecho para leer más asiduamente y este último verano -tan atípico- no ha sido una excepción.
Entre los libros que tenía en mente andaba con ganas de leer El hereje de Miguel Delibes, autor al que sigo desde mis años de adolescencia tras descubrir su prosa con Las ratas.
A uno que la historia siempre le ha gustado el adentrarse en el Valladolid del siglo XVI, reinando Carlos V y descubrir la forma de vida -y de credo- de los hombres y mujeres de esa época tan convulsa ha sido todo un ejercicio de inmersión y de retorno en el tiempo placentero y atractivo.
Claro que un libro no puede leerse sólo, y lo hemos acompañado con dos vinos interesantes: La Bota de Fino nº 7 -saca de abril de Macharnudo Alto- y un Casa Gualda Allier 2004.


La Bota de Fino Macharnudo elaborado en Bodegas Valdespino y embotellado en rama, permaneción en botas de 36 arrobas durante 10 años.
Elaborado con 100% Palomino fino y con un 15%.
En vista se muestra amarillo con menisco dorado, si bien es en la nariz y en boca donde despliega toda su intensidad.
En nariz aparecen intensos aromas salinos, notas de frutos secos -almendras tostadas-, flores blancas y aceitunas.
En boca muestra excelente acidez con muy buen cuerpo y recorrido.









Y como El hereje tiene sus casi 500 páginas, nos daba para seguir degustando vinos a la vez que devorábamos las historias allí narradas.


Para esta segunda parte tomamos un Casa Gualda Allier 2004 elaborado con un 100% de macabeo, con 12% y que había estado cuatro meses en barrica de roble allier.


Se muestra en vista con un color amarillo con menisco dorado. Limpio.
La nariz aparece marcada por las notas a fruta amarilla -membrillo-, ligeros ahumados, vainilla, cáscara de naranja y tabaco rubio.
En boca es corto con justa acidez y con un retrogusto en el que las notas ahumadas y frutales vuelven a imponerse.